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Tan unido estuvo a ella que, recordar a José Ferrández Cruz supone hablar inevitablemente de la ciudad de Elche, del lugar en el que nació, donde creció y en la que desarrolló toda su vida, dedicándole sus esfuerzos y anhelos, con el único propósito de intentar hacerla, social y culturalmente, un poco mejor. Así, durante más de cincuenta años, sus pasos siempre caminaron paralelos a los de su ciudad, bien como alcalde, bien como presidente del patronato del Misteri, ya como Director de la Mutua Ilicitana. Y a todo dedicó lo mejor de sí mismo, con la fe puesta en que la ciudad que tanto amaba saliera de las tinieblas en las que se encontraban la mayoría de las ciudades de la España de aquellos años, y todo ello realizado con un perfecto papel de actor secundario que, años más tarde, su pueblo le reconocería con el nombramiento de Hijo Predilecto.
Nacido en 1916, de Diego Ferrández y Mariana Cruz, fue el mayor de siete hermanos. Debido a las vicisitudes de la guerra, no pudo llevar a cabo uno de sus grandes sueños, el de estudiar mecánica y electricidad. Aquella contienda cambió en su vida, como en la de tantos otros, aquel sueño y una vez acabada, emprendió un Peritaje textil en Alcoy. Poco después, formó parte del negocio familiar de Ferrández y Compañía, dirigiendo la fábrica de lonas. Casado con María Teresa Bañón Cunnington, con la que tuvo siete hijos, fué persona que mostró, al margen de su inmensa capacidad de trabajo, una constante preocupación por el bienestar de todo aquel que lo rodeara. Esto lo llevó a poner en práctica una ingente labor de política social, que fructificaría con la construcción, justo al lado de la citada fábrica, de todo un complejo de viviendas de protección oficial, que incluía también una guardería así como una escuela dentro del propio recinto de la fábrica. A pesar del tiempo transcurrido, junto a la antigua fábrica de Ferrández y Compañía todavía dormitan toda esta serie de pioneras viviendas.
Dejando a un lado las inevitables cuestiones políticas, siempre trató de obrar con justicia, proyectando su capacidad de trabajo en un eficaz esfuerzo por hacer llegar a los demás el anhelado bienestar social. Es por ello que su carrera pública se debe, ante todo, al trabajo y su integridad como persona. Todo ello le valió ser nombrado alcalde de Elche, en 1957, cargo que desempeñaría hasta 1961, y durante el cual, nuestra ciudad sufrió una serie de importantes cambios y modificaciones, activando la modernización social y acercándola al nivel que realmente merecía. Porque en aquella época Elche no era la ciudad que hoy conocemos, sino un Elche en el que el asfaltado, el alcantarillado y las farolas públicas, no lucían en todas partes. Un Elche en el que faltaban escuelas y en el que no todo el mundo podía tener una enseñanza y acceso a la cultura. Aquél Elche que él conoció y que acompañó, con su trabajo, por el camino hasta la ciudad moderna que hoy conocemos, dotándola de una serie de obras de mejora e infraestructuras, muchas de las que hoy todavía perduran. Entre ellas, y por citar solo una, la construcción del emblemático Ambulatorio de San Fermín, cuyo nombre adquirió por haber sido invitado a la inauguración el entonces ministro de trabajo Fermín Sanz - Orrío.
A nivel cultural, también se mostró muy receptivo con toda la serie de tradiciones que rodeaban a su ciudad. Así, durante su mandato hizo que, en 1959, fuera nombrada Alcaldesa simbólica la Virgen de la Asunción, nombramiento que ya dura más de 50 años, en concreto 51. Un gesto tan curioso como significativo. Pero la pérdida de un ojo, a causa de un glaucoma, le obligó, en cierta manera a retirarse de la vida pública. Al poco tiempo, volvió a incorporarse a la vida profesional como director gerente de Mutua Ilicitana, así como a la dirección del Banco Alicantino de Comercio y a la vicepresidencia en la Diputación de Alicante.
José Ferrández Cruz fue toda su vida un hombre muy ligado a todas y cada una de las fiestas tradicionales de Elche, a las que siempre asistía, procurando rodearse en ellas de los suyos y haciéndoles partícipes de ello. Por citar sólo algunas, podemos citar su salida en la romería de San Antón, en la de la Virgen del Loreto de Santa Pola, en la Nit de l'Albá o la Roá, alumbrando a la Virgen, pero también en las procesiones de las Aleluyas y Ramos, en las de Semana Santa, sus visitas al belén del Asilo en Navidades, la llegada de Cantó a la Plaza del Ayuntamiento o acudiendo de madrugada, cuando despunta el alba, a su salida desde la playa del Tamarit. Un hombre amante de todas estas tradiciones. Pero si existe alguna de sus facetas que pueda ser considerada como su gran pasión, esta es sin duda la del Misteri. Nombrado Presidente de la junta local gestora del Patronato del Misteri d´Elx, en 1971, dedicó sus esfuerzos por darlo año tras año a conocer, a difundir su significado y la trascendencia que esta centenaria celebración tenía, ya no solo para la ciudad de Elche, sino para las representaciones medievales en general.
Hoy, cuando se cumple el vigésimo aniversario de su fallecimiento, el vacío que José Ferrández Cruz dejara, sigue siendo una presencia constante y evocada, agrandada si cabe por el inevitable paso de los años. La sociedad ha cambiado a pasos agigantados, y las cosas ya no son como él las conociera, pero también es cierto que la gente no funciona de la misma manera. Lo que si resulta innegable es que todos los cambios, a nivel social y cultural, que llevara a cabo durante su vida y su mandato en diferentes cargos públicos y como alcalde en particular, siguen sintiéndose todavía en un Elche que lo sigue recordando. Ejemplo de ello es que en 1963 se le dio su nombre a un Colegio Público y cuando se instauró el primer Ayuntamiento democrático se autorizó a cambiar los nombres de los Centros educativos para adaptarlos a las circunstancias reales y fue entonces cuando el Claustro primero y el Consejo Escolar después, votaron por unanimidad el que siguiera llevando su nombre como reconocimiento a su esfuerzo y dedicación por la educación y la cultura.
Pero, sobre todo, y al margen de todas estas iniciativas, fue un gran hombre, en constante compromiso y afán de protección por lograr una mejor vida para todos. Sirva esto nuestro pequeño y sentido homenaje a Don José Ferrández Cruz, al alcalde de Elche o a uno de los presidentes más recordados del Misteri. Valga desde aquí nuestro cariñoso y constante recuerdo por el esposo, el padre o el abuelo ; por esa presencia constante e imborrable que siempre ha sido y que, por siempre, seguirá viviendo en nuestros corazones.
Família Ferrández Bañón.
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