SANTÍSIMO CRISTO DE LA PENITENCIA

 

La cofradía fue fundada en el año 1952 coincidiendo con la finalización de las obras de construcción de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, en cuya parroquia fue erigida organización religiosa.

El 27 de Marzo de 1.953 llegó la Imagen a la Parroquia del Sagrado Corazón.

Según la crónica (escrita de puño y letra) del Presidente Fundador, Don Vicente Ruiz de Lope y Magro “…he de confesar que una emoción enorme me embargaba; por fin descubrí la cara del Cristo y faltó poco para que las lágrimas asomaran a mis ojos. Inmediatamente se sacó de su sitio y fue apoyada en la pared, y como estuviere allí presente Don Julián Fernández (fotógrafo) le rogué que hiciera una fotografía que es la primera que se le hizo …El domingo 29 fue la bendición oficiada por el Rvdo. Don Francisco Bañón y se impuso al Cristo el nombre de Stmo. Cristo de la Penitencia como habíamos acordado; yo fui el primero en besar sus pies y recibí felicitaciones por parte de los estudiantes a quienes gustó mucho la imagen, así como a todo aquel que la veía.”

Así comenzó la historia de la Real, Muy Ilustre y Venerable Cofradía de los Estudiantes de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo de la Penitencia, pero yo no voy a hacer historia de la Cofradía, sino a comentar algunos acontecimientos y vivencias propias de los últimos veinte años, de gran relevancia para entender qué y quienes somos hoy en día.

A finales de la década de los 80 del pasado siglo, en reunión de cofrades celebrada en el salón “Malabusca”, en la Glorieta, entré a formar parte de la Directiva de la cofradía.

Por entonces desfilábamos con el antiguo trono de madera que anteriormente habíamos compartido con la “Cofradía del Silencio” y que, habiendo adquirido dicha cofradía uno nuevo, había quedado de nuestra exclusiva propiedad.

En el año 1990 realizamos el último desfile procesional con el antiguo trono pues al pasar por el puente de Altamira, de regreso a la parroquia del Sagrado Corazón, las andas hicieron un extraño ruido al ceder el soporte de la cruz y ésta, con la Imagen, quedó sensiblemente ladeada dando la impresión de que en cualquier momento podía caer al suelo, lo que nos obligó a planteamos la necesidad de unas nuevas andas o la reparación de las que veníamos usando de siempre. Dado que la economía de la cofradía se encontraba en uno de sus peores momentos propuse construir, con nuestras propias manos, unas nuevas andas o trono. Con la colaboración de varios cofrades comenzamos a trabajar con el propósito de realizar una estructura en hierro, después ya veríamos la forma de “vestir” esa estructura para que tuviera una presentación, aunque modesta y sin ningún tipo de lujos, lo suficientemente digna para el objeto a que estaba destinada. En la realización de este proyecto tuvimos la ayuda inestimable de mi pariente Julio Sánchez (ya fallecido) cuyos dos hijos eran ya cofrades y que, por su profesión de mecánico tornero, prácticamente nos construyó la estructura del nuevo trono. Una vez realizada la estructura básica, fue José Manuel Antón Ramos, cofrade desde los primeros años y dedicado a la construcción, quien se ofreció a colaborar en el carrozado del trono encargando el trabajo a su proveedor de carpintería en aluminio.

Así llegamos a la Semana Santa del año 1.991, disponiendo de un nuevo trono con estructura de perfil de hierro y carrozado a base de madera y aluminio cuyos adornos en paneles de tubos de aluminio dorado resultó altamente modernista y, por su composición, algunos cofrades dieron en llamarle “el órgano”. Disponía de tres varales o costales para ser llevado a hombros (como el anterior) por un total de dieciocho costaleros que resultó demasiado pesado para un itinerario tan largo como lo era el que veníamos haciendo, por lo que fue necesario incorporar otro varal con seis nuevos costaleros. En este trance pensé en que pudieran incluirse mujeres para tal menester ya que hasta entonces, desde la fundación de la cofradía, aunque participaban mujeres en las filas de penitentes en la procesión los costaleros fueron exclusivamente varones.

Aproveché la convocatoria del Cabildo General de ese año para presentar la propuesta de la incorporación de mujeres como “costaleras”. Hubo un rechazo frontal de algunos de los cofrades, sobre todo de fundadores y algunos de los más antiguos. Se celebró otra asamblea en la que fue constituida la comisión de costaleros con facultades para proponer a sus integrantes y, mediante votación entre ellos, fueron elegidos los cargos de: Alet, presidente y cinco vocales. Tras sucesivas reuniones establecieron las normas por las que habían de regirse, organizaron ensayos y adoptaron una serie de medidas para el mejor y más lucido desarrollo de los desfiles procesionales y fueron incluidas “mujeres costaleras”. Creo que por primera vez en la historia de la Semana Santa intervenían mujeres en un trono mixto llevando un Cristo Crucificado. Siempre se habían limitado a llevar imágenes de la Virgen, la Samaritana o la Verónica.

Con todo esto, la cofradía se revitalizó comenzando una nueva etapa en la que salió de la apatía y estancamiento en que se encontraba. Así y con algunas otras incidencias menores llegamos a la Semana Santa de 1.993.

Con el fin de acortarlo, fue modificado el itinerario de la procesión que pasó a discurrir por Marqués de Asprillas, Reina Victoria, Camilo Flamarión, Plaça del Pont, Puente de Santa Teresa, Alfonso XII, Plaça de Baix. Corredora, Victoria, Plaça de la Fuita, Pasarela del Mercat, Lepanto, Marqués de Asprillas a El Sagrado Corazón de Jesús. Con ello además manteníamos en nuestra procesión el saludo a la Patrona de Elche, la Virgen de la Asunción, en la Imagen existente en el Puente de Santa Teresa (o puente viejo) y el paso por la Pasarela del Mercat inédito en la Semana Santa y, hasta hoy, exclusivo de nuestra cofradía. Este itinerario lo realizamos el año de 1.993 y los sucesivos hasta la actualidad.

En ese año, 1.993, se produjo un acontecimiento nacional que nos afectó sensiblemente. La enfermedad y fallecimiento de S.A.R. Don Juan de Borbón, conde de Barcelona y padre del Rey Don Juan Carlos I.

Dada nuestra condición de Real Cofradía por nuestro hermanamiento con la Real, Muy Ilustre y Venerable Archicofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, de Murcia, de cuya Asociación ostentaba Don Juan de Borbón la presidencia honorífica, tenemos el privilegio de lucir en nuestros desfiles procesionales el “Pendón Real” de la casa de Don Juan de Borbón. Por ello, el 2 de Abril, enviamos telegrama de condolencia a Don Juan Carlos I Rey de España, recibiendo respuesta mediante telegrama del Jefe de la Casa de S.M. el Rey, el Vizconde de Almansa, fechado el 7 de Abril, en el que nos hacía llegar por encargo de su Majestad el Rey “SU AGRADECIMIENTO EN NOMBRE DE SU AUGUSTA MADRE Y EN EL SUYO PROPIO” y enviando un cordial saludo.

En la procesión de ese 7 de Abril de 1.993, Miércoles Santo, nuestra cofradía lució lazos negros de luto sobre el lado derecho de las capas de todos los cofrades, banderines, estandartes y trono.

Durante el transcurso del año 1.994 y hasta la llegada de la Semana Santa de 1.995 trabajamos con tenacidad hasta construir una nueva estructura compuesta de 46 piezas y tornillería, desmontables, que conforman las andas o trono que hemos venido utilizando hasta hoy aunque hemos seguido trabajando en su ornamentación para que, sin perder el sentido de austeridad y sobriedad que nos define como cofradía, pueda lucir con la mayor dignidad posible.

Con esas y otras vivencias llegamos al año de 2003 en el que celebramos el CINCUENTA ANIVERSARIO de la primera salida en procesión de la Cofradía.

Programamos varios actos para la celebración de tal efemérides destacando los más relevantes:

Tras nuestra solicitud, en la Semana Santa de ese año fuimos designados por la Junta Mayor para ser la Cofradía encargada de portar la imagen de “Jesús Triunfante” en la procesión del Domingo de Ramos. La actuación de los costaleros y costaleras de la Cofradía resultó muy lucida dada la especial vestimenta de nuestros cofrades y la magnífica coordinación y disciplina con que realizaron todo el trayecto.

Celebramos la Santa Misa anual de la Cofradía con acto de nombramiento de nuevos miembros del Capítulo de Costaleros e imposición de medallas a costaleros y nuevos cofrades.

Así mismo celebramos una gran Cena de Hermandad, que se desarrolló en el restaurante “La Alacena del Flare”, a la que fueron invitados todos los Cofrades del Capítulo de Fundadores, los del Capítulo de Costaleros y cofrades en general. Como invitados destacados asistieron: El Presidente de la Junta Mayor Don Antonio Martínez García, El Párroco de El Sagrado Corazón de Jesús Don José Ruiz Costa y su Vicario Don Lucas Galvañ Ruso.

Después de la cena y para finalizar los actos, fueron entregados Títulos de: “Cofrade Fundador” a quienes dieron vida a la cofradía en su fundación; “Cofrade Mayordomo” a aquellos cofrades que tenían acreditada una antigüedad de 20 años en la cofradía y de “Cofrade” a quienes tenían una antigüedad de cinco años. A todos les fueron entregados sus respectivos títulos junto con la Medalla de la Cofradía y los distintivos de Escudo y Emblema para solapa.

Y, con esto, queriendo no hacerme muy extenso en mi relato, finalizo mi comentario.

Aprovecho esta ocasión para manifestar nuestro agradecimiento a todos aquellos que participaron en la fundación de esta cofradía y cuantos, en algún momento, han formado parte de de esta “gran familia” logrando su pervivencia en el tiempo y manteniendo su sentido penitencial. Con especial reconocimiento a la familia Ruiz de Lope que ha dado continuidad al ansia del fundador Don Vicente Ruiz de Lope y su grupo de estudiantes que dieron vida a nuestra cofradía.

También nuestro reconocimiento a la dirección de la Revista “El Ilicitano ausente” por su invitación a participar en su labor de llevar el espíritu de nuestra tierra y sus gentes a quienes se encuentran lejos de nuestra ciudad y, especialmente, nuestra felicitación por su quehacer en la preservación y divulgación de la cultura, la historia y las tradiciones de nuestro pueblo.

Os deseo el mayor de los éxitos.

Valentín Aliaga