NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO

 

En el año 1581 se funda en Elche la Cofradía de "La Sangre de Nuestro Señor Jesucristo", con sede en el Hospital de la Caridad de dicha ciudad, y a lo largo del siglo XVII se realizaron para ella, cuatro "pasos" que desfilaban el Viernes Santo: "Jesús atado a la columna", el "Ecce Homo", "Jesús Nazareno" y la "Virgen de la Soledad".

El "Nazareno" sabemos que ya estaba realizado con anterioridad al año de 1701, porque en 26 de enero de ese año, el Concejo Municipal acordó su traslado en "rogativa", por las calles de Elche, para que lloviera. Posteriormente, en 1778, Don José Tormo, obispo de la diócesis de Orihuela, dispuso que estos conjuntos pasionarios, menos la "Soledad", se trasladaran a la Iglesia de Santa María, situándose en la girola, orden que fue ejecutada al año siguiente. Este compendio de referencias históricas son propiedad de la citada Cofradía, dueña de la imagen que aquí nos ocupa y ya fueron publicadas en su revista"Nazareno", Semana Santa, 2001.

Nicolás de Bussy fue un escultor nacido en Estrasburgo y fallecido en el Convento de la Merced, de Valencia, en Diciembre de 1706. Unió en su formación referencias clásicas de estirpe manierista a las que eran, por su tiempo, inevitables connotaciones berninianas, y expresividades altamente dramáticas, propias de sus originales maestros alemanes.

Llegado a la Corte española en el séquito de Don Juán de Austria, según referencia de Palomino, fue nombrado “escultor de su magestad” Carlos II, noticias confirmadas por recientes aportaciones documentales encontradas en el Archivo del Patriarca de Valencia y en el Archivo Histórico de Protocolos de Madrid. Mantuvo taller en Valencia, donde al amparo del Monasterio de Puig y del Padre Sanchís, conocería al arquitecto Francisco Verde, al que sucedió, tras su muerte, en la dirección y realización de las obras de la portadas de Santa María de Elche.

La fecha de realización del "Nazareno" ilicitano, que perteneció al gremio de los labradores, debió coincidir con los tiempos en los que nuestro maestro estuvo en la ciudad dedicado a estas labores, es decir, a partir de 1675, lo que concuerda con el dato de que la imagen ya salía en procesión en el año de 1701, como anteriormente se comentó.

Aunque en la práctica la imagen funciona como una de las llamadas de "vestir", porque sólo luce rostro, pies y manos, tiene su cuerpo trabajado, todo él en madera, aunque sin pulimentar, lo que nos puede llevar a la suposición de que se concibiera, originalmente, para ser expuesto en su totalidad, y que posteriormente, quizá por las propias prisas que siempre acompañaron las sucesivas estancias del maestro por tierras valencianas y murcianas, sólo se perfeccionaron rostro, manos y pies, pasando a convertirse en imagen de esta peculiar modalidad.

Sus características formales, completamente asimilables a las de otras imágenes similares, también atribuidas al mismo escultor, unidas a su expresivo y especial dramatismo, nos inclinan a considerarlo, sin duda, obra de Nicolás de Bussy. Sería cabeza de la bellísima serie de “Nazarenos” que realizó para pueblos murcianos, como el de Bullas, o para Orihuela, entre otros. Su belleza, de cuño clásico pese a la obligación expresiva que conllevaba el tema, lo enlaza con la estirpe formal, que en el mismo sentido, destilan las imágenes de las portadas de Elche, aún admitiendo, como es lógico, las diferencias que implica el distinto trabajo de la piedra y la madera.

Del seguro éxito que acompañaría su realización quizá pudieramos deducir que la Cofradía ilicitana recomendara a su escultor a la homónima murciana, propiciando los sucesivos encagos que tan magníficos resultados dieron para explendor del Barroco murciano y donde Busy, ya en los años finales de su vida, acentuó los rasgos formales de sus obras alcanzando el punto máximo de una dramática espiritualidad que tanta fama le reportó entre los fieles de su momento y le sigue consagrando como uno de los escultores barrocos más señeros del panorama español.

Maria del Carmen Sánchez-Rojas Fenoll