SAN AGATÁNGELO

 

Como dice el adagio, que lo que no se conoce, no se ama, decídome a contar la historia de este Santo Varón, adimentada con la transmisión que oralmente ha llegado hasta nosotros, de la tradición.

Vamos a retrotraernos en el tiempo y el espacio al siglo IV, hasta cuyo final duraron las persecuciones romanas y martirios a los católicos, para que apostatasen de su fe.

La madre de San Agatángelo, dicen que era de Orihuela, joven y en cinta, vino a cobijarse a Ilici, de donde procedía el marido, huyendo de los idólatras, que pretendían obligarla a renegar del catolicismo; refugiándose en lo que hoy es calle dedicada al Santo, entre el espesor de unas palmeras que había muy juntas y sus palmas formaban una especie de cueva. Allí mismo nació nuestro Patrón, y luego cuando edificaron se fue respetando aquel espacio, hasta el punto que en la casa que había antes de derribarla, el hueco de la escalera, lo combinaron para que el espacio donde se suponía que había venido al mundo nuestro Santo, quedara diáfano.

La antigua dueña, tiene en su poder el grabado que sobre cerámica ornaba el frontispicio de la fachada, con la imagen del Santo; la cual estaba ubicada después del número 8, pues al ampliar la calle Maestro Albéniz, desapareció casi toda la casa, pudiendo situar el lugar donde dicen que fue su albor, en la acera porticada.

Reliquias del Santo hay en San Nicolás de Alicante, pues en 1599, D. Nicolás Martínez Clavero, fue a Roma a pedir al Papa que esta iglesia fuese declarada Colegiata y se trajo varias reliquias de santos para el templo, entre ellas de San Agatángelo, depositadas al pie del altar Mayor de la Con-Catedral.

Cuanto de él, pude conseguir, del Dr. Ceba, A. Florez… lo recogí en mi libro de Historia de Elche, y de nuevo transcribo: “…invicto mártir, el martillo de la herejía, el más valiente soldado de Cristo nuestro Señor, el que padeció veinte años del martirio en cárceles, calores, fríos, con leznas introducidas entre los dedos de las manos. El que fue echado sobre una cama de agudas puntas, castigado con miembros de buey, con plomo derretido, puesto en hornos de cal viva, azotes, palos, en fin descabezado, como cuenta Nicéforo en la vida de San Clemente de Ancira, de que los dos padecieron un mismo martirio… Murió el glorioso San Agathangelo el día 5 de Noviembre año del Señor cuatrocientos, siglo IV. Reinaron en esta época Diocleciano, Maximiano, Carino Erculio, Galerio, Severo, Licinio, Maxencio y Máximo.

Murió S. Agatángelo proto-mártir, en Iliria de Iberia, según Beda y Liliano. Históricamente, existe otra Iliria, provincia romana, en el lado Este del Adriático.

El licenciado Juan Tamayo Salazar, en su “Martirologio Hispano” (León 1651, Tomo I, fol.261) cita un testimonio del “Antolojio de los godos”, diciendo que San Agatángelo nació “in civitate illicitana”, que está en España junto a los pueblos contestanos y cosentanos.

Se reza de este Santo, en toda la Diócesis de Orihuela, el nueve de febrero, hoy el día tres, no con oficio propio, sino con el común de mártires no pontífices.

Los últimos datos recogidos, indican que muy anterior a celebrarse el día 9 de Febrero, se conmemoraba el día 23 de Enero.

La iglesia d’Elig, la solemniza como Patrón, con semidoble. Este concepto, que se usaba para las fiestas de la Iglesia, clasificadas entre las simples y las dobles, por el decreto del 23/03/1955, se ha suprimido. Todas las semidobles, se han reducido a simples.

El día seis de Junio de 1683, el Concejo d’Elig, votó celebrar la fiesta “per ser sant fill de dita villa”.

Sabemos que fue San Clemente, quien lo convirtió al cristianismo, al cual acompañó en su apostolado predicando y que recibió el bautismo en la cárcel de Roma; habiendo quien sitúa su muerte en el año 323.

Como a Nicolás de Bussi, le pasaría lo que a nosotros, que no obtendría muchos datos más, al tener que labrar la imagen del Santo, lo puso en oración, con una indumentaria poco adecuada. La que usaban en su propia época, que fue cuando lo esculpió, sin investigar 1300 años antes cómo irían vestidos.

La imagen de la fachada de Santa María, sirvió después, de modelo para hacer la hornacina del puente de Santa Teresa, o “Pont Vell”, destruida cinco meses antes de empezar la guerra por los intolerantes de la izquierda, la actual, obra de José Gutiérrez Carbonell, se incorporó en 1956, y la que se venera en su propio altar en la Basílica también se inspiró en la De Bussi, a cuyos lados la completan: Santa Dafrosa Virgen y Mártir, y Santa Corona Virgen Benedictina. Ambas hijas d’Elig. Como también son hijos de Elig, aunque no están representados: S. Flaviano y San Máximo, mártires; y San Bibiano y San Thiestes, obispos y mártires.

En las ilustraciones, vemos como dos coinciden en el pelo largo, pero no con la vestimente; y lo mismo pasa con las que lleva el pelo corto. Las dos más adecuadas, son las que nos sitúan en época romana, y tal vez la del pelo largo, tenga menos fantasía.

Lo que, según los viejos del lugar, nada fantasioso contiene el relato que, oralmente, se ha transmitido de uno de los milagros atribuidos al Santo: Un albañil resbaló del andamio y cuando caía le dijo a Agatángelo: “¡¡Sálvame!!”, contestándole: “Espera que voy a pedírselo a Dios”, quedando el obrero suspenso en el aire, levitando, mientras que San Agatángelo hablaba con Dios, de quien se supone recibió oportuna autorización y Agatángelo le dijo: “Puedes bajar”, y el albañil bajó al suelo de pie, sano y salvo.

Complemento mi exposición, con los gozos al Santo Mártir, que explican su trayectoria.

También insertamos la canción o himno, que el entusiasta Ramón de la Cruz Agulló, más conocido por el “peix”, compuso para que se le cantara en la misa que se ofrece anterior a la procesión del Santo. Lo que se viene haciendo desde 1988, que se estrenó.

La primera interrupción se produce en el año 2000, al haberle retenido en la cama indispuesto, un incidente causado por su otra afición: el propio museo de artilugios derivados de la palmera, no pudiendo estar presente, por lo que no se ha cantado. Al igual que las dos tracas que en esta fiesta se disparan en las dos partes que conforman la calle, separadas por el cruce de Maestro Albéniz, patrocinadas por él y por los vecinos de la parte Norte de dicha calle. Ramón, ha fallecido en el 2006.

Hay otra canción que compusieron Manuel Menarguez R. y Ramón Ejega M., que se canta como Himno a San Agatángelo, en la Parroquia que es titular:

“El Honor y la Gloria, te adornan Agatángelo,
Y los fieles de tu Iglesia te aclaman patrón y Santo.
En Aras de Sangre y de fe, la vida y ejemplo diste,
Bendice a quienes por patrón, quisieran ser como fuiste.
El Honor y la Gloria…”

Tal vez la fe a la Virgen, que este pueblo le dedica con profunda reverencia, sea el principal motivo del poco arraigo de estas celebraciones, ya que desde que D. José Luis Riquelme, el 14 de Diciembre de 1969, inició el culto en un templo dedicado al Santo, pocos sabíamos de su existencia y vinculación en nuestra ciudad; es más al reconstruir las hornacinas del puente, destruidas antes de la guerra civil, por la intolerancia del pensamiento opuesto, muchísimas personas preguntaban de quien se trataba, el personaje que estaba frente a la Virgen. No obstante, el conocimiento que se va teniendo de S. Agatángelo, se debe en buena parte al párroco que no conformándose con la primera Iglesia, siguió laborando hasta conseguir que en febrero de 1981, se inaugurara el actual templo.

Confiamos, que como Abogado de la Buena Nueva, sea portador de las gratas noticias, de que sus paisanos se dirigen a Él, para que habiendo honor a su nombre desde el Cielo, nos colme con sus AMABLES y BUENOS MENSAJES.

*Bibliografía: Antigüedades y Glorias de la Villa de Elche, de Salvador Perpinyà, Imprenta Segarra Sánchez S.L., Elche.
Historia de Elche, de J.P. Valencianos, Ed. Marí Montañana, Valencia.

José Payá Alberola
Académico de la Real Academia de Cultura Valenciana