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La empresa donde desarrolla su labor, perteneciente al sector de componentes para calzado, está repleta de recuerdos de su padre, José Ferrández Andrés, fundador de la misma. En las modernas instalaciones de José Ferrández Andrés S.L., situadas en el polígono industrial de Carrús, se entremezclan imágenes de la intensa trayectoria de la empresa con otras que reflejan una estrecha vinculación con el Elche Club de Fútbol y con las tradiciones de la ciudad. Ximo Ferrández Asencio, junto con sus hermanos, tomó el relevo de esta empresa familiar, y tiene tantas cosas que contar como facetas a las que viene dedicando parte de su vida, como el teatro y la solidaridad.
-¿Qué puede contar sobre los inicios de la empresa?
-La empresa la fundó mi padre en 1956, José Ferrández Andrés, más conocido como 'Catral', ya que procedía de una familia que residía en esta localidad.
Tengo recuerdos de toda la vida, recuerdos de la empresa. Primero, entró mi hermano, ahora somos los tres. Después de mi hermano, entré yo, y después, mi hermana. En los inicios de la empresa, recuerdo que comenzamos a trabajar en el mundo de la alpargata, ya que por aquel entonces, no había vulcanizados. Las cosas se fueron modernizando con el paso de los años, y de alpargatas se pasó a vulcanizados.
-Parece que en la familia tenían claro que el futuro pasaba por la empresa familiar, ¿no?
-Mi padre empezó a hacer suelas de yute en un banco a la puerta de casa. Yo por aquel entonces estaba estudiando, pero no me gustaba. Así que a los 16 años, me preguntó si quería estudiar o no. Yo quería ponerme a trabajar, así que empecé en el almacén y desde entonces, estoy metido ahí. Antes de mí, estaba mi hermano, que sí que estudiaba. Por la mañana, trabajaba en el almacén, y por la tarde, iba a la Academia Levante, a estudiar Contabilidad.
-Aunque la empresa siempre se ha dedicado al tema de componentes, supongo que las cosas habrán cambiado mucho, ¿cómo se trabajaba por aquel entonces?
-Entonces no había tantas tendencias de moda como ocurre ahora. Mi padre llevaba trozos de lona en el bolsillo y así era como se vendían. El azul marino, el marrón y el negro... ésa era la moda siempre, giraba en torno a esos colores básicos. La gente no se fijaba en las marcas como ocurre en la actualidad.
-Dicen que fueron de los primeros en usar maquetas, explíquenoslo
-Nosotros fuimos los primeros que iniciamos una transformación de muestrario, transformándolo en maquetas. Presentábamos las muestras en forma de zapatillas para que se viera el resultado final. Paquito 'el sabaterer' era el que nos hacía las maquetas. Todavía en la actualidad seguimos con ese sistema, somos de los pocos que lo hacen, seguimos de esa forma. Vendemos el tejido, pero lo presentamos en maquetas.
-Cuéntenos algunos de los recuerdos más gratos de la empresa
-Llegamos a trabajar en exclusiva para firmas como Pippi Calzaslargas y Zipi Zape. También destacaría que por 1970, exponíamos en Ficia, en Elda, por aquel entonces llevábamos motivos de la ciudad de Elche a nuestro stand.
-¿En qué medida influyen las tendencias de moda en su trabajo?
-El sistema de funcionamiento ha cambiado mucho desde que empezamos. Ahora se elaboran muestrarios que son muy extensos y, además, todo es muy pasajero, de manera que se te queda mucho en el stock. La moda funciona como una rueda en la que vuelven las tendencias de antes y así continuamente. La línea en la que trabajamos es la de vestir en el buen sentido de la palabra, a las marías. No estamos en moda exterior, sino que nuestro calzado se utiliza fundamentalmente en el interior de casa. Nosotros le damos los artículos a los fabricantes y ellos los trabajan. Forramos, les ponemos esponja, la primera transformación del producto la hacemos nosotros, y luego se lo damos a los clientes, quienes lo cortan, etc.
-Usted y su padre forman parte de esa generación de emprendedores que surgieron en Elche al amparo del calzado, ¿se reconoce como tal?
-Elche se ha hecho a sí mismo siempre. Nosotros trabajamos mucho con La Rioja y con el extranjero, y la gente de fuera siempre nos dice que Elche es un misterio. Es una realidad. Antiguamente, cuando cerrabas una fábrica, salían 5 o 6, según los encargados que tuviera. Nadie ha nacido zapatero, todos hemos empezado debajo de la escalera, trabajando por la noche... La tercera generación ha cogido otro rumbo. La verdad es que tiene que gustarte mucho para seguir trabajando en un sector como éste,y cada vez es más difícil.
-¿En qué sentido?
-En un trabajo como el que desempeñamos, siempre te estás examinando, ya que debes preparar los muestrarios cada seis meses. Todos los días estás dándole al coco y sacando matrícula de honor. Es muy complicado, no es tan fácil como pudiera parecer desde fuera. No obstante, para mí, no deja de ser apasionante. A veces te pasas las noches sin dormir, pensando, hasta que las cosas van saliendo. Hay mucha incertidumbre, con sus alegrías y con sus penas.
-Adaptarse a los cambios tan grandes que afectan a esta época de globalización del mercaco es una obligación, ¿no?
-Sí, por ejemplo, está el tema de China, que se ha convertido en una referencia mundial en fabricación. Ha habido un cambio muy grande en los últimos años, y el que no ha cambiado y se ha adaptado a ese cambio, se ha quedado en el camino.
-Aparte del calzado y, lógicamente, de la familia, ¿qué otras facetas son importantes en tu vida?
-Por ejemplo, el teatro. Fui uno de los fundadores del grupo La Carátula, junto a Antonio Sánchez, Guillermo Martínez, Pepe Climent y Pepe Bañón, a finales de los sesenta. Recuerdo que íbamos a que Antonio González nos diese clases de declamación. Hicimos nuestra primera obra, llamada ‘Historias para ser contadas’, y con ello, acudimos a varios certámenes de ámbito nacional. Obtuvimos el primer premio en Valladollid y en Orense, y quedamos también terceros en Santander. En aquel momento, en Elche, existía cierta competencia o rivalidad entre grupos de teatro. De ellos, La Carátula era la más puntera. El grupo siguió existiendo como tal, pero de forma más tradicional. Hasta el año 71, en que me fui a la mili. Ahora, de vez en cuando, hago algo de teatro en Mojácar. Intento seguir conservando esta afición por el teatro.
-También ha sido presidente de Cruz Roja, ¿no es así?
-Si, otra faceta es la humanitaria, con Cruz Roja, en la que fui presidente durante una década, entre los setenta y ochenta. Todavía sigo vinculado con Cruz Roja en calidad de directivo, tanto local como provincial. Tengo recuerdos muy bonitos de esa etapa de presidente. En aquellos años se produjo lo que se podría considerar como una reconversión de la Cruz Roja y una modernización.
-Y tampoco se puede olvidar al Elche C.F., ¿otra de sus pasiones?
-Sí, claro. En el Elche C.F., he sido presidente en dos ocasiones. También he desempeñado cargos de relaciones públicas, secretario, vicepresidente y presidente ‘bombero’, porque cuando se iba algún presidente, me tocaba a mi quedarme. Ahora, sigo yendo al estadio, a ver los partidos, como un socio más. Mi padre me llevaba al fútbol. Él llegó a ser vicepresidente del club.
Recuerdo especialmente años como 1959, cuando después de subir de Tercera a Segunda, ascendimos a Primera, siendo Esquitino presidente. Mi padre era el vicepresidente. Recuerdo que íbamos desde la Glorieta hasta el estadio, que entoces estaba en Altabix, andando, y los señoritos en tartana. Donde cabían ocho personas, se subían hasta 30.
-¿Le gusta participar en las tradiciones de la ciudad?
-Es raro el año en que no vengan a casa invitados para ver la Nit de l'Albà. Me considero un buen embajador de Elche. Viene sobre todo gente de Alicante que se queda alucinada, y también de Mojácar, donde suelo pasar mucho tiempo.
Recuerdo que nosotros, en Cruz Roja, fuimos los primeros que hicimos lo de los puestos de primeros auxilios debido a las carretillas. Recuerdo a jóvenes vestidos de militares llevando las camillas con los heridos. Eso era algo que a la gente de fuera le llamaba mucho la atención sobre las fiestas de Elche, el tema de los heridos. Una vez traje a un alemán para que asistiera a las fiestas y presenciara la Nit de l'Albà. Fue de los primeros ingenieros que montó las primeras centrales nucleares de España, y que vivía en Mojácar, de manera que coincidía con él. Una vez me preguntó por la Nit de l'Albà, y le dije que tenía que verlo para entendero, de forma que le invité a que viniera y se trajo a su esposa. Cuando regresaron a Mojácar, el farmeceútico le preguntó y le dijo lo mismo que yo le había comentado, que tenía que verlo para entenderlo. Prácticamente todos los años traigo a gente para que lo vea. Y lo curioso es que se emocionan como si fueran ilicitanos. Además, lo vemos desde un lugar de lo más privilegiado, la Avenida del País Valenciano, con lo que se percibe de forma impresionante, sobre todo la cohetà. Esto no te lo imaginas, es difícil de explicar. El alcalde de Vera también vino.
Más de 40 años de trayectoria
La empresa José Ferrández Andrés S.L. lleva más de 40 años proporcionando las materias primas necesarias para zapatillas, zapatos y marroquinería.
Preocupados siempre de transformar la moda del vestir en tejidos para el calzado, actualmente disponen de unas instalaciones de 2.750 metros cuadrados, situadas en el polígono industrial de Carrús de Elche, que permite ofrecer a los clientes el mejor servicio.
Durante estos años, la empresa ha estado presente en las más prestigiosas ferias de calzado. En la actualidad, José Ferrández Andrés S.L. presenta sus artículos en los dos certámenes que se celebran en Bolonia (Feria de Lineapelle). En mayo, la colección de invierno, y en noviembre, la de verano.
Entre los muchos hitos de su larga trayectoria, cabe recordar que contó con la concesión en exclusiva del uso del personaje Pippi Calzaslargas en 1975. También de Zipi, Zape, Mortadelo y Filemón.
El año pasado la empresa recibió uno de los premios que otorga la Asociación Española de Componentes por su trayectoria.
Entrevista de José Antón Ferrández
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