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En el otoño de 1894 había llegado al puerto de Alicante, en amarre forzoso, el barco en el que viajaba la emperatriz Isabel de Wittelsbach esposa de Francisco-José I emperador de Austria y rey de Hungría, conocida con el coloquial sobrenombre de Sissí por el entorno de la familia real. Y con este sobrenombre se llevó al cine el azaroso noviazgo y posterior boda, entre Isabel y Francisco-José, en la famosas películas "Sissí" de 1955, "Sissí Emperatriz" de 1956 y "El destino de Sissí" de 1957, interpretando en todas ellas el papel protagonista la famosa y bella actriz vienesa Romy Schneider.
Sissí tuvo una relación con Elche a raíz de la visita que hizo al huerto de palmeras más emblemático y conocido por todos. Es así es como una vez en Alicante, y deseando conocer el famoso palmeral de Elche, se desplazó a esta ciudad, donde le enseñaron entre otros huertos el del capellán Castaño, conocido en la actualidad como "Hort del Cura".
La elección de dicho huerto no fue hecha al albur pues se había hecho popular por la aparición en él de un suceso poco común. Hacia el año 1873 comenzaron a brotar del tronco de una palmera macho, una multitud de hijuelos a la altura de un metro noventa. Era tal la cantidad de brotes, que a esta palmera se la llegó a conocer popularmente con el nombre de "Palmera dels Ulls". Posteriormente, el fenómeno comenzó a aminorarse quedando ocho hijos además del tronco madre, para quedar reducidos a siete a primeros del siglo XX, estado en el que se mantiene tal y como se puede contemplar hoy.
Cuenta el arqueólogo Rafael Ramos Fernández en su "Historia de Elche" que la emperatriz quedó tan profundamente impresionada, cuando contempló la palmera de los ocho brazos, que le comentó a su propietario: "Padre Castaño, esta palmera tiene un poder y una fuerza dignas de un Imperio. Póngale un nombre porque es digna de ser célebre". Después de tan ilustre visita, el capellán pensó, rememorando las palabras y la presencia de la emperatriz, llamarla en su honor "Palmera Imperial".
Toda la historia anterior viene al caso para dar cuenta de que el sobrenombre, con el que era conocida la emperatriz, pasó pronto a una mujer ilicitana de la época, ya que está documentado por Pere Ibarra en el año 1898, cuatro años después de la visita de la emperatriz.
J. Salvador Jordan
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